Sus obras se pueden catalogar como espontáneas en el tratamiento de las emociones de las personas anónimas representadas en situaciones casuales sin embargo en otras nos muestra su lado mas pulcro, consdencendiente y hasta puritano.
Pinturas donde la composicion que realiza Andrew Gareth Young es austera así como su profundidad, optando por recurrir a la intensidad del color y la contundencia vigorosa de la pincelada para explorar la columna vertebral de la interpretación figurativa desde una óptica dramática que no tiene porqué obedecer a una situación real y abstracta a la vez.
El resultado es la extracción esporádica del hiperrealismo. Su enfoque técnico es iluminar a los sujetos con áreas de claridad saturada, mientras que oculta con texturas sutiles lo conocido. Su obra combina lo auténtico y genuino formando una relación entre lo figurativo y el objeto deseado.
Sus pinturas en general y sus retratos en particular nos describen a una generación la que es producto de la sociedad liquida y el hipermodernismo, que se muestra desconcertada y saturada por un entorno caracterizado por una conducta consumista inflacionada que revelan sus fragilidades.
Construyendo un relato intimo a través del que realiza un ejercicio con el que psicoanaliza la personalidad con el sujeto seleccionado. Un encuentro en el que el silencio tanto del que posa como del que ejecuta la obra dialogan, tratando de crear una atmósfera ajena al estrés y que sea lo mas cercana y familiar posible.