Quizás sea una moda o una tendencia que es fruto de los tiempos de correccion politica y puritanismo social que vivimos, pero lo que parece que es un hecho, es que cada vez más artistas urbanos optan por el anonimato más absoluto con el objetivo de poder proteger su identidad expresiva.
No es solamente el archiconocido Banksy, quien ha tenido que renunciar a su nombre real a la hora de firmar sus incendiarios trabajos Poster Boy de cuyas intervenciones teneis una muestra AQUI, constancia de su postura respecto a la publicidad en territorio urbano, en este caso su actividad se concentra en la ciudad de Nueva York, mas concretamente en el suburbano.
Donde realiza la practica totalidad de las transformaciones de los mensajes publicitarios que contienen los soporte indicados para este cometido. ¿Arte, activísimo social o directamente vandalismo urbano?, la frontera puede parecer difusa, en su caso las autoridades de la gran manzana ya han puesto precio a su cabeza.
En todo caso al margen de controversias y ciñendonos a los resultados de sus intervenciones, su mensaje es meridiano respecto a la sociedad de consumo en la que vivimos inmersos, realizando una critica feroz y no por eso carente de ironía del enfoque que se le confiere.
Seducido por la mitología de films como el Club de la Lucha, por su forma de abordar sus trabajos ha sido comparado con post-impresionistas como Matisse, por lo que ha sido denominado como una especie de El Zorro anticonsumista con una cuchilla de afeitar.
Criado en un distrito del Bronx. Pasó sus años adolescentes robando autos siendo arrestado en un par de ocasiones. Epoca que finalizo cuando se inscribió en la universidad comunitaria, donde conocio la obra del linguista Noam Chomsky y los autores Lao Tzu y George Orwell y sus libros Rebelión en la granja y 1984 cuya lectura le proporciono una perspectiva de la realidad por el que decidio tomar el control de su entorno desde una óptica creativa.