Cuando la pequeña Dorothy en el Mago de Oz desafiaba a la fortuna recorriendo el sendero de baldosas amarillas para cumplir su deseo de libertad y justicia. Su autor L. Frank Baum no podía imaginar que en pleno Siglo XXI su obra inspiraría.
Las diferentes localidades que hay a lo largo del perímetro del lago Iseo en Italia. Baldosas que tras ser tendidas sobre la superficie de las aguas del lago, se cubrieron con una lona amarilla transformándose en un camino mágico. Por el que dependiendo de la dirección que se tomara te llevaba a un destino u otro.
Aunque parezca que como en muchas intervenciones precedentes en The Floating Piers, aplica el mismo procedimiento camuflando un edificio o un accidente geografico con la que consigue transformarla despojándolo de su identidad original.
En el caso del lago Iseo se observan matices, en vez cubrir con el objetivo de esconder. Se limita a añadir un elemento artificial, que es ajeno al entorno natural donde se incorpora cumpliendo una función estética y ludica.
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Con una distancia de 3 kilómetros y formada por 220.000 modulos flotantes, las baldosas de la pasarela tras desmontarse el 3 de Julio de 2015 se destinaron a reciclaje, permitían a sus visitantes recorrerlo como en un cuento.