Las figuras totemicas casi amorficas del escultor suizo Ugo Rondinone, nos trasladan al origen de la civilización. En una manifestación donde se pueden percibir los ecos de ritos ancestrales por los que nuestros antepasados transmitían sus experiencias a sus herederos.
Con estudio en New York, para su ultima exhibición titulada Human Nature organizada por Public Art Fund. El artista escogió una selección de obras donde lo atavico y lo étnico se combinan a través de su significado.
Un simbolismo a través del que analizaba etimologías urbanas como relación de la materia y su evolución técnica. Figuras formadas por bloques de piedras apiladas, se levantan en un entorno compuesto por rascacielos y las sombras que proyectan.
Volúmenes enormes de roca extraídos en bloques apenas tratados, se disponen ocupando el espacio publico como un elemento mas. A pesar de que su presencia contundente son facilmente reconocibles por el peatón, que los percibe como un objeto neutro donde el componente estético es secundario.
El conjunto compuesto por nueve estatuas, hechas a partir de bloques de piedra azul, que fueron trasladadas de una cantera situada en el norte del estado de Penssylvania. Ubicadas en diferentes puntos en los alrededores del Rockefeller Plaza.
Como un bosque de gigantes, las figuras de Human Nature forman puertas de entrada a través de las cuales los visitantes pueden pasar permitiéndonos descubrir nuestro lado más primitivo.
Cada uno de los totem con una media de altura que oscilaba entre los dieciséis y los veinte metros de alto. Se comporta de forma intimidatoria, aunque en otro sentido su actitud contemplativa transmite cierto grado de sosiego. En un es torno dominado por el estres