Mientras mantenía surrealistas conversaciónes con cowboys y hacia viajes a lo más profundo de la selva amazónica buscando un poco de redención en una prisión abandonada en Isla del Diablo en la Guayana Francesa, donde creyo ver en un claro de la jungla el espíritu de Papillion columpiandose en una diana.
Todavía una anónima Patti Smith soñaba con abrir su propio cafeteria en Greenwich Village. A ser posible en las proximidades de su añorado Cafe Ino en el West Village, un local de lo más bohemio en Bedford Street via aledaña a Becker Street que se ha convertido en lugar de peregrinación para los muchos fans de la autora de Because the night y que se encuentra cerrado desde 2013, dirigiendose como alternativa al Café Dante.
Local, el Ino, que la trovadora de pelo platino frecuento durante décadas y de cuyo mobiliario se llevó como recuerdo la silla. Donde de forma maratoniana escribía durante horas mientras tomaba una taza de café tras otra ensimismada, observando como discurría la vida más cotidiana al otro lado de la luna del bar. Unas veces de forma pausada, y otras, la mayoría bajo el pulso de la aceleración que marcaba el estrés que se percibía en el exterior.
Actividad que alternaba con su otra gran afición que es la de escribir, recogiendo notas, redactando esbozos de letras para futuras canciones, o simplemente atrapando recuerdos de sus numerosos viajes por medio mundo acompañada de algún libro como: el casi enciclopédico 2667 de Roberto Bolaño o la obra debut un Murakami que releia una y otra vez mientras visitaba Kioto y Tokyo de forma compulsiva.
En el que de forma muy ceremonial rendia tributo ante los mauseleos de escritores malditos japoneses como Mishima, o Dazai o del director de cine Akira Kurosawa. O se iba a Tanger a buscar los restos de otra generación maldita como fue la que reunierón a los autores de los Beat, entrevistando a su último superviviente el celebre escritor del Cielo Protector posteriormente adaptada al cine Paul Bowles, que entre pregunta y pregunta le contaba mil anécdotas de otros coetaneos suyos.
Y admirados por ella como Jean Genet del que posteriormente visito el sitio de su última morada muy cerca de alli. Y de William Burroughs, por el que finalizó su viaje en la ciudad mexicana de Veracruz. Tras hacer una primera escala en México D.F. para dejarse deslumbrar por el legado de la artista Frida Khalo, el cual tuvo la oportunidad de descubrir entre las paredes de la Casa Azul.
Porque según afirmaba William, allí y debido a su altitud y a su patrón de temperaturas se cultivaba el mejor café del mundo, algo que tuvo de comprobar in situ la propia cantautora mientras caminaba por calles sin asfaltar. Viajes de lo que regresaba a su apartamento en la gran manzana, un lugar donde formo una familia junto a su pareja Fred Smith conocido como Sonic, al cual conoció en Detroit antes de que formará parte de los legendarios MC5.
Un espacio de convivencia donde paso buena parte de su primera etapa vital en la ciudad de los rascacielos y donde recibía a la mayoría de sus vistas y amigos más íntimos como el fotógrafo Robert Mapplethorpe. Del que fue una de sus principales musas, posando para el fotógrafo en numerosas ocasiones en diferentes contextos y puntos de la ciudad.
Una vivienda que situada entre los distritos del Soho y Chinatown, que la permitía estar comunicada con la vibrante escena que se cocio a lo largo de más de tres decadas, convirtiéndola en el principal ente creador del mundo. Tabiques donde se encerraba cuando finalizaba alguna de sus numerosas giras para aparte de reponer y pasar tiempo en un entorno familiar y acogedor.
Artista polifacética y seminal donde las alla, Patti Smith, además viajo por medio mundo reuniendo recuerdos y souvenirs, los cuales revelan aspectos de su fuerte personalidad y de su compromiso con la vida.
Devorar las muchas series policíacas protagonizadas por detectives descreidos. Una de las escasas aficiones que se conoce de la autora de Gloria, y que ya forma parte de su extensa discografia que abarca casi cinco decadas. Período en el que escribe algunos de los más significativos libros de su generacion, títulos como como Babel, Eramos unos niños o su libro de memorias M Train. Y viaja a Islandia donde entrevista poco antes de morir al ajedrecista Bobby Fischer. Un período muy fructífero que sin embargo decide dar por concluido cuando con el cambio de siglo en una de las escasas excursiónes que realiza a una de las zonas costeras con las que cuenta la ciudad.
Descubre tras recorrer la práctica totalidad de la playa del distrito de Rockaway en Queens, Situada al final, en uno de los extremos al lado de las vías del ferrocarril, mientras alza la vista y ve la estela que deja uno de los vuelos que ha despegado del aeropuerto JFK, cuyas instalaciones se encuentran ubicadas en este área de Queens. Parcialmente oculta entre la maleza, una casa de madera rústica que inundada por la maleza y las malas hierbas se levanta sobre dos alturas.
Aspecto ruinoso que lejos de disuadirla la seduce hasta el extremo de que convierte la presencia de la casa en algo más que un desafio, un nuevo proyecto de vida que apenas puede compartir con su pareja. Pues fallece al poco de reunir los pocos más de sesenta mil dolares que necesita para evitar ser víctima de una hipoteca y poder reformar tanto la parcela exterior como las estancias del interior.
Una labor casi artesanal que su inquilina percibe como un ritual al que dedica sus cada vez más horas libres, acompañada de sus tres gatos que mantiene y cuida como si fueran sus propios hijos. Inundando todos y cada uno de sus rincones con los mil y un recuerdos que ha ido recopilando a lo largo de una vida marcada por la luminosidad, la curiosidad y la intensidad.
Recuerdos donde su actividad profesional dentro de la escena musical, ámbito en la que se la puede considerar una pionera. Habiendo sido su figura determinante en algunos momentos clave de la historia de la cultura Pop contemporanea, como no podía ser de otra manera tenía que tener un lugar privilegiado. Aunque para ser justos y precisos hay que acotar que entre todos esos efluvios nacidos de la memoria, cabe destacar los relacionados con la existencia del club Continental Drift Club.
Formado por un selecto y escogido número de socios, un círculo en el que ella ocupaba el puesto 23. Y que mientras estuvo operativo honro honores y memoria a una eminencia de la geologia que respondía al nombre Alfred Wegner. Siendo conocido principalmente por sus estudios relacionados con el cambio climatico. Sus fervientes devotos se reunía de forma itinerante siguiendo un patrón de citas más o menos regular hasta su desaparicion.
Un destartalado bungalow junto al mar en Far Rockaway, lo transforma Patti Smith en su refugio a donde se dirige desde el próximo Manhattan casi siempre en tren siendo testigo de como cambia el paisaje.
Recuerdos que estuvieron en franco peligro de desaparecer cuando un aciago día de 2013, el huracan Sandy prácticamente asoló toda las costa noreste de los Estados Unidos, siendo una de las áreas más afectadas el distrito de Rockway. Episodio que por fortuna pillo a la autora de Horses lo suficientemente lejos de su propiedad por lo que los daños, aunque cuantiosos no dejaron de ser prácticamente materiales.
Pues los felinos debido a su instinto y a aún pronuciado sentido común lograron en el momento, instate antes de poder perecer ahogados guarecerse en un porche de otra vivienda. Tras huir a través del cristal roto de una ventana situada en la parte posterior, estando protegidos hasta que retornaron en el momento que intuyeron que el temporal mostraba claros signos de debilidad buscando sin duda la presencia de su dueña y comida pues se encontraban hambrientos y desnutridos.
Cuando tras varios intentos infructuosos Patti Smith logró regresar y cruzar de nuevo el umbral de la puerta que batiendo a bandazos la recibió, contemplando el desorden que se tendía a sus pies. Un suceso que en vez de hacerla recapacitar sobre la conveniencia de buscar un lugar más habitable y sobre seguro donde residir, provocando su mudanza más o menos inmediata.
Provocó para asombro de una mayoría de miembros pertenecientes a su círculo de amigos más próximo el efecto contrario. Abriendo un proceso de reconstrucción, experiencia que por una parte la dejó extausta, pero que en términos generales supuso que su vínculo con los cimientos de la casa y de lo que representaban se fortalecieran aún más y su frágil arquitectura. Reconstruyendola hasta convertirla según sus propias palabras y siendo testigos sus gatos en su Álamo particular.