Uno de los elementos mas buscados en muchas grandes ciudades por los turistas cuando descienden del avión y no solamente por la necesidad de desplazarse, sino por el vinculo estético que le une con la ciudad es el taxi.
Existen ciudades donde su presencia representa algo mas que la prestación de un servicio al cliente, suponiendo casi un icono. Quizás uno de los mas conocidos sean los modelos que forman parte de la flota de los que circulan por la ciudad de Londres desde hace décadas.
Quizás por eso los publicistas Yuri Suzuki y Marcos McKeague, escogieron un viejo modelo de la marca Manganese Bronze para salvarlo de un desguace seguro y tras tunearlo con la incorporación de 67 altavoces pertenecientes al catalogo del fabricante de auriculares AIAIAI, convertirlo en The Sound Taxi.
Recorriendo algunos de las rutas mas emblemáticas de la city, The Sound Taxi. Estuvo registrando la amalgama de sonidos que se producen en una jornada normal. Equipado con micrófonos de grabación capturaba los ruidos emitidos a su alrededor.
Las sirenas, bocinas, carreras o la charla ambiente eran captados por un micrófono conectado al techo del coche, siendo tratado con un software desarrollado por el diseñador de sonido McKeague Mark. Este programa analiza cada muestra utilizando Ableton Live para interpretarlo como una partitura donde la distorsión urbana se transforma en una agradable melodía.
Los tonos resultantes se reproducen a través de los enormes altavoces incrustados en la carrocería de los míticos vehículos, acaparando enseguida la atención de los numerosos transeúntes, curiosos y turistas que seducidos tanto por el sorprendente cambio de look de tan emblemático vehículo, como por las melodías, de las que sin saberlo son participantes activos.
Las sirenas, bocinas, carreras o la charla ambiente eran captados por un micrófono conectado al techo del coche, siendo tratado con un software desarrollado por el diseñador de sonido McKeague Mark. Este programa analiza cada muestra utilizando Ableton Live para interpretarlo como una partitura donde la distorsión urbana se transforma en una agradable melodía.
Los tonos resultantes se reproducen a través de los enormes altavoces incrustados en la carrocería de los míticos vehículos, acaparando enseguida la atención de los numerosos transeúntes, curiosos y turistas que seducidos tanto por el sorprendente cambio de look de tan emblemático vehículo, como por las melodías, de las que sin saberlo son participantes activos.