Al borde de un lago y rodeado por un prado el visitante penetra en Ekko, una instalación que no sólo estéticamente resulta casi mágica. Sino que acusticamente logra envolverte, cautivarte...
...Seducirte con sus sinfonías de ecos que reproduce los sonidos y voces que se emiten mientras se recorre una pasarela de hormigon, flanqueada por doscientas piezas de madera colocadas de forma circular que al pisarlas suenan unas tras otra componiendo un melodia eterna.
Creado por el artista Thilo Frank, su propuesta fue la que se selecciono en el concurso convocado por los miembros de la comunidad de Hjallerup en Dinamarca para representarlos.
La escultura consiste principalmente en marcos de madera girados sobre su propio eje hasta adoptar la forma de una espiral en un circuito semejante a un lazo o anillo.
Fabricados con madera tratada con un producto que alarga la vida de la madera haviendo que está sea extremadamente duradera y robusta. Camuflados en los pilotes contorsionados se encuentran los micrófonos electrodinámicos que registran los sonidos transmitiéndolos a un centro informático, donde se sintetiza transformandolos en melodías instrumentales.
El sistema de sonido reacciona a los ruidos de los visitantes y sus alrededores, de una forma diferente dependiendo de la zona donde se registre el sonido, Creando una melodía improvisada totalmente diferente en cada momento, a partír de las caracteristicas del paisaje urbano y humano.
Thilo Frank vive y trabaja en Berlín. Sus instalaciones, esculturas y series fotográficas establecen con el espectador una comunicación y un diálogo a través de medios físicos. Estos fenómenos y ambientes comunes que forman parte de nuestra vida cotidiana.
Se interpretan en un contexto donde nuestra percepción de la luz, el espacio y el movimiento se concibe de una manera poética y lúdica. Sus obras incitan al visitante a cuestionar la propia relación con el espacio y las consecuencias de las propias acciones en una experiencia íntima.