Que se inician en epoca de los Fenicios, aunque tambien existen evidencias de que Griegos y Cartagineses la tomaron como parte de su territorio, habiendo sido colonizada en diferentes épocas por Portugueses y Españoles, que dejaron su huella en numerosos edificios de su ciudad amurallada a la que accede a través de alguna de las siete puertas.
ARTE URBANO CUYOA MOTIVOS SE NUTREN DE LA CUTURA TRADICIONAL
Siendo la mas importante la puerta de la Alcazaba, se trata de una localidad de tradiccion pesquera en la que sin embargo no se encuentran paisajes marineros, sino unos bellos jardines y su excelente oferta gastronómica, a la que hay que añadir desde hace un par de decadas una amplia oferta de galerías y de intervenciones de caracter urbano.
Que el visitante puede contemplar distribuidas a lo largo de toda la localidad, aunque principalmente están situadas en los emplazamientos de mayor concentración de turistas como son la kasbah, el zoco o los alrededores de Bab Homar o Puerta de Tierra, Puerta del Mar o la torre Al Kamra.
Donde aparte de su excelente muestra de baldosas ilustradas con motivos relacionados con su cultura, a partir de la creación de un nutrido grupo de artesanos se creo en 1.978 una comunidad de artistas de origen local, que comenzaron a tomar las calles de la Medina, convirtiéndolas en un museo al aire libre.
PAREDES DE CAL QUE REFLEJAN EL MAR
Cuyas piezas poco a poco aumentaron hasta que se acaba creando el Asilah Arts Festival, una muestra de expresión popular que de forma periodica realiza una convocatoria de artistas, que provenientes de diferentes disciplinas modifican el paisaje artístico de la ciudad enriqueciendolo con una variedad de murales cuya tematica trata temas cotidianos.
Por lo que cada vez que vuelves a visitar la villa amurallada y recorres su laberinto de callejuelas descubres nuevas incorporaciones, que han sustituido a las creadas con anterioridad, que en muchos casos puedes revisitar a través de una selección.
Realizada gracias a la labor de documentación llevada a cabo por el Centro de Arte Hassan II, al cual se accede tras recorrer su casco antiguo que se define por su gran cantidad de pasadizos y recovecos, y cuyas paredes pulcramente pintadas con cal blanca y pintura azul son reflejo de los colores del mar.
Y su característico olor a salitre que te acompaña durante toda tu visita por las calles y plazas de esta acogedor pueblo, cuyo legado arquitectónico y acervo socio-cultural apenas ha variado. Algo que se puede comprobar a través de sus numerosos puestos callejeros.
Donde te venden todo tipo de productos cuya forma de fabricación apenas ha variado en los últimos dos siglos. Pudiendo encontrar desde alfombras de fabricación persa o vestuario tradicional, pasando por objetos de alfarería, hasta productos de bisutería o una extensa gama de dulces tradicionales.
Por lo que cada vez que vuelves a visitar la villa amurallada y recorres su laberinto de callejuelas descubres nuevas incorporaciones, que han sustituido a las creadas con anterioridad, que en muchos casos puedes revisitar a través de una selección.
Realizada gracias a la labor de documentación llevada a cabo por el Centro de Arte Hassan II, al cual se accede tras recorrer su casco antiguo que se define por su gran cantidad de pasadizos y recovecos, y cuyas paredes pulcramente pintadas con cal blanca y pintura azul son reflejo de los colores del mar.
Y su característico olor a salitre que te acompaña durante toda tu visita por las calles y plazas de esta acogedor pueblo, cuyo legado arquitectónico y acervo socio-cultural apenas ha variado. Algo que se puede comprobar a través de sus numerosos puestos callejeros.
Donde te venden todo tipo de productos cuya forma de fabricación apenas ha variado en los últimos dos siglos. Pudiendo encontrar desde alfombras de fabricación persa o vestuario tradicional, pasando por objetos de alfarería, hasta productos de bisutería o una extensa gama de dulces tradicionales.