En las perfomances del artista sudafricano Robin Rhode con sede en Berlin, tan relavante es el medio como los elementos que lo componen. El crea escenas en las que los actores interactúan con los objetos dibujados, adaptandose a las superficies planas donde se produce la acción.
Es este enfoque el que crea esa sensación de movimiento lo que crea la ilusión en el espectador sugiriéndole la siguiente secuencia, en las que se interpretan escenas cotidianas con toda naturalidad. Enfatizando los gestos que se describen sobre fondos neutros que refuerzan sin efectismos.
Robin trabaja básicamente con materiales cotidianos como el carbón, la tiza o acuarelas, materiales a los que incorpora objetos con los que interactúa. Caracterizándose por aplicar un enfoque interdisciplinario que reune en una misma obra otras disciplinas como el dibujo, el cine o la fotografía.
Rhode transforma las formas simples en elementos narrativos, interactuando con presencias producto de la imaginación. Esta práctica narrativa se remonta a un ritual de iniciación que se practicaba en las escuelas secundarias de Sudáfrica, que él mismo experimentó. Se trataba de una actividad lúdica por la que los nuevos estudiantes se ven obligados a dibujar e interactuar con su silueta.
Los murales narrativos de Rhode describen con frecuencia estereotipos cotidianos acerca de las comunidades nativas de Sudáfrica, a través de imágenes extraídas de su entorno mas proximo con la monta cortos de animación digital.
O trabajos más elaborados, obras que por su complejidad pues se tratan de animaciónes stop-motion. En cuyo muestra una narrativa humorística en la que la gente se relaciona en situaciones informales.