En investigación genética para que se resultados positivos, se necesitan de muchos recursos tanto humanos como económicos que hagan de catalizador de proyectos cuyos resultados se traduzcan en estrategias terapéuticas, que redunden en beneficio de las enfermedades a las que van destinadas y en ultima instancia a los pacientes.
Tratándose de un área todavía en ciernes como es la terapia genica o molecular que tantas expectativas ha generado desde que se conoce su enorme potencial para tratar todo tipo de patologías la espera para muchas enfermedades o lesiones cuyo pronostico es cuando menos es reservado como en el caso de los episodios por accidente cerebral o ictus, en el que los tratamientos se limitan a la administración de un anticoagulante, de cuya evolución clínica depende el tiempo transcurrido entre el episodio de ictus y la atención dispensada.
Observandose en la mayoría de los casos secuelas de mayor o menor consideracion que inciden en la calidad de vida del paciente, son importantes los resultados presentados por el neurocientifico Tadeusz Wieloch perteneciente al Laboratorio para Investigación Cerebral Experimental de Lund (Suecia), que en colaboración con investigadores han descubierto la formula por la que estimular una proteína localizada en el cerebro llamada receptor sigma-1, cuyo efecto es regenerar las áreas dañadas tras sufrir el episodio por ictus.
Este avance tiene importantes implicaciones en la búsqueda de estrategias terapéuticas que reviertan los daños provocados tras sufrir un ictus, en la recuperación cerebral durante el periodo crítico después del daño, los primeros seis meses tras producirse el accidente, ha sido producto de quince años de intensa investigación, en los que tras muchos ensayos consiguieron identificar la proteína sigma-1 y elaborar un método por el que su presencia aumentara facilitando que reparara la lesión.
Esto se consiguió utilizando un modelo animal al que previamente se le indujo un ictus, seguidamente se dividió el grupo de ratones con ictus, al primer grupo se le encerró en un caja normal, para el segundo grupo se preparo una caja con el propósito de que los ratones estuvieran a estímulos complementarios. Tras analizar los resultados de los ensayos se observo que los ejemplares pertenecientes al grupo de ratones que habían estado expuestos a un escenario estimulante, presentaban una mayor concentración de la proteína sigma-1 clave en la regeneración de las lesiones producidas tras sufrir un ictus cerebral.
Según los responsables de la investigación si los ensayos efectuados en humanos por una farmaceutica japonesa obtiene resultados análogos, podríamos haber una diana terapéutica para las secuelas del ictus cerebral con garantías de recuperación.