Langarita Navarro Arquitectos - Red Bull Music Academy


El recinto y los equipamientos donde se programaron las actividades de la ultima edición del Red Bull Music Academy. Encuentro de profesionales y artistas relacionados de música electrónica y avanzada, que en principio se iba a celebrar en la ciudad de Tokyo y que debido a los daños ocasionados por el tsunami, se tuvo que suspender.

En vez de suspender las actividades de su decimoquinta edición, se opto por explorar una nueva sede que guardara las condiciones idóneas, siendo seleccionada las naves del centro cultural de Matadero en Madrid. Una enorme superficie de 4.700 metros que por sus características, se adaptaba a las necesidades logísticas que precisaba el evento.

Diseñado por el estudio de arquitectura Langarita Navarro Arquitectos, la mini-ciudad, se distribuye ocupando la totalidad de las naves, creando una entidad autónoma dentro del pabellón. Formada por diferentes zonas rodeadas por anillo de vegetación con la que se consigue crear un micro clima propio

La sociopolis tiene como propósito facilitar el encuentro y el intercambio de experiencias, tomando como eje central una plaza, que permite este flujo de información. Proyectada sentido este oeste, una serie de módulos estudio dispuestos en circulo rodean la plaza.

Cruzando la plaza en el lado opuesto se sitúan la casetas de recepción y administración. Esta secuencia circular se dispersa para dar paso a las dos grandes infraestructuras de la muestra, visibles desde cualquier punto del recinto congregan buena parte de la actividad del encuentro y el publico.

Compuesto por un estudio de grabación. esta especialmente acondicionado acusticamente, para interpretar y registrar las experiencias musicales que previamente se han ejecutado en los locales de ensayo. Acondicionado con equipos que permiten la innovación, los materiales empleados sellan insonorizandolo del exterior.

Completando el conjunto la zona de exhibición y de concierto, dos espacios que se comunican y que estéticamente son similares, cubiertos por carpas estampadas a listas negras y blancas como las teclas de un piano, su estética circense crea una atmósfera distendida, donde los músicos son accesibles para el publico asistente. Tanto en los conciertos como en los talleres y conferencias programadas a lo largo del tiempo que duro el evento.