Jilly Ballistic, convierte el espacio público en un relato activista


Como espectros del pasado, la artista urbana Jilly Ballistic imprime viejas fotos en blanco y negro, escalándolas a diferentes tamaños dependiendo de la ubicación final donde se van a exhibir, aunque tiene una especial fijación con las instalaciones del metropolitano. 

Esta evocación recurrente pasado recupera parte de la memoria de la ciudad, actualizandola a través del arte urbano. Construyendo un discurso narrativo donde el mobiliario en ocasiones hace alusión a la imagen seleccionada, teniendo un efecto terapéutico sobre el que la observa compartiendo esta dualidad pasado/presente.

Otro de los artificios que utiliza con frecuencia y por el que empieza a ser identificado su trabajo,  consiste en pegar menús informáticos, descontextualizando el mensaje impreso en las vallas de publicidad. Esta forma de contrapublicidad tiene como objetivo desviar la atención del usuario del bombardeo constante de esloganes publicitarios.

Jilly Balística, es una artista callejero cuyo trabajo se puede ver y descubrir en alguna de las muchas estaciones del metropolitano de Nueva York. Donde se ha convertido en un sospechoso habitual. Por lo que en la mayoría de las ocasiónes sus intervenciones parecen estar realizadas de forma urgente y furtiva. 

Está premeditación e inmediatez se traduce en que buena parte de actuaciones, al ser tachadas prácticamente de actos vandalicos operan en el espacio público de forma muy efimera. Realizadas en lugares tan tangibles como los depósitos de residuos o soportes publicitarias, sus creaciones son una forma de establecer una comunicación con la opinión pública.

EL MENSAJE SE OCULTA DETRÁS DE LA MÁSCARA DE GAS
Aunque no rechaza la tecnología porque de hecho ella comenzó a mostrar sus inquietudes creativas en el mundo de la fotografia, relación que se puede percibir en muchos de sus proyectos. Paulatinamente lo fue dejando en un segundo plano.

Segun su palabras este distanciamiento se produjo en el momento en el que la era digital convirtió el acto de tomar fotografías en un hecho inocuo y compulsivo donde la realidad se convertía en una imagen carente de contexto. Rompiendo esa relación momentáneamente. Situación que está cambiando volviendo a obtener esa profundidad perdida. 

Decía el pensador y escritor Mark Fischer - Que el espacio público ha sido consumido y reemplazado por algo similar al "tercer lugar" ejemplificado por los cafés de franquicia. Estos espacios son siniestros solo por el poder que tienen para replicar su mismidad. 

La monotonía del ambiente Starbucks es a la vez reconfortante y extrañamente desorientadora; dentro de esa cápsula, literalmente es imposible olvidar en qué ciudad se está. Lo que he llamado nomadalgia es la sensación de ansiedad que estos ambientes anónimos, más o menos iguales en todo el mundo, provocan; el malestar de viaje producido por el movimiento entre espacios que podrían estar en cualquier lugar. Mi, yo… ¿qué ocurrió con Nuestro Espacio, o con la idea de un espacio público que no es reducible a una sumatoria de preferencias de consumo?

Los mensajes cargados de ironía diluyen el sentido del mensaje original sustiyendolo por otro que lo desvirtúa su enfoque netamente comercial, sustiyondole por otros que aunque aparentemente sin pretensión alguna, pudiendose incluso catalogar como un tanto naif. Si poseen un evidente discurso político y activista.