El estres psicológico en los niños acorta los telómeros

Un reciente estudio publicado en Molecular Psychiatry, ha puesto de manifiesto como las situaciones de estres psicológico, pueden tener consecuencias sobre el desarrollo  de las personas en términos de genoma, eso es al menos lo que se desprende los resultados de una investigación en la que participaron niños internados en la capital de Rumania, Bucarest. El ensayo que lo realizaron un equipo de investigadores de EE.UU, el objeto del estudio era encontrar evidencias que demostraran el vinculo entre la presión psicológica y el acortamiento de los telómeros.
Los telómeros se degastan como consecuencia de la division celular, situados en los extremos de los cromosomas, se sabe que su acortamiento esta vinculado a la vejez. En estudios precedentes realizados con pacientes adultos, ya se ha vinculado el estres psicológico con el acortamiento de los telómeros. El proyecto Bucharest Early Intervention Project (BEIP), dirigido por Stacy Dury y su equipo de la Universidad de Tulane (Estados Unidos)  y Charles Nelson, director de los Laboratorios de Neurociencia Cognitiva en el Children's, es el primero en encontrar una asociación entre la adversidad y la longitud de los telómeros en los niños institucionalizados.

Tras extraer muestras de ADN localizadas en los hisopos de la lengua de 62 niños y 47 niñas respectivamente, cuyas edades estaban comprendidas entre los 6 y 10 años, Los estudios encontraron que los niños expuestos más tiempo a la atención institucional antes de 5 años de edad había longitud de los telómeros significativamente más cortos relativos (en comparación con lo esperado para su edad).

El estudio BEIP también encontró una diferencia de género. En las niñas, la cantidad de tiempo pasado en la institución antes de la evaluación inicial (un promedio de 22 meses de edad) fue el predictor más fuerte de acortamiento de los telómeros durante la infancia, en los niños, el tiempo acumulado de la atención institucional a las 54 meses fue el predictor más fuerte. Además se encontró que la longitud de tiempo en condiciones de privación social y el abandono se correlaciona con un menor coeficiente intelectual y problemas de conducta.

En 2004, Elizabeth Blackburn, Carol Creider y Jack W. Szoztak (que recibieron un premio Nobel en 2009 por sus hallazgos relacionados con el enzima de telomerasa clave en la conservacion de los telómeros) y Elisa Epel, de la Universidad de California en San Francisco, demostro que las mujeres que cuidaban de  niños con enfermedades crónicas presentaban telómeros más cortos - el equivalente a entre 9 y 17 años de vida. 

"Una de la cuestiones es estudiar si la longitud de los telómeros se pueden recuperar  en  niños que han sido sometidos a estres emocional durante la infancia, o si la reducción que se observó refleja un cambio permanente"

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