Sachiko Abe, la contemplación ante lo inevitable



La artista y creativa Sachiko Abe ha obtenido cierta notoriedad en determinidas círculos artísticos, debido a sus performances inmaculadas. Intervenciones donde ella se convierte en el hilo conductor.

De una narración en la que la atención del espectador no puede dejar de fijar su mirada en el atrezzo o mejor el ajuar de novia, con el que Sachiko deslumbra, acaparando cualquier tipo de espacio con su presencia. 


Aunque ya cuenta con una dilatada trayectoria ha sido de una de sus ultimas propuestas cuando su obra ha alcanzado cierto grado de proyección entre la crítica especializada. Titulada Cut Papers, se trata de un proyecto donde nos invita a la contemplación del propio yo.


A través de la figura de la artista elaborando su propio credo y significado dentro de una economía estética aparentemente simple. Es este espacio escénico de percepción y producción el que se convierte en el foco de la obra. 


Abe de esta forma y en este contexto nos propone un entorno de intervenciones escultóricas a gran escala, en el cual el contraste visual y estetico teje una coreografía en el cual los periodos intensos abordando una dimensión endogena de nuestra personalidad. 


Durante unas seis  horas al día, Sachiko Abe se sienta sobre un colchón blanco en el suelo de papel. Rizos de papel tan finos como los alambres cuelgan del techo y ondulan en pilas en el suelo es como un palacio de hielo.


Influenciada por filósofos como el francés Gilles Deleuze y comprada a menudo como la ecleptica Yoko Ono. Abe nos invita a contemplar la intensidad de las ideas que se acumulan y se difunden en la transformación de una hoja blanca de papel en un medio de comunicación. 


Los inicios de Sachiko en el ámbito artístico resultan tan poco edificantes como a la vez sugerente, pues ella comenzó a cortar papel cuando estuvo ingresada en un hospital mental hace ya catorce años. Esa actividad aparentemente trivial le proporcionaba cierto estado de sosiego sustituyendo su tendencia ha autolesionarse infringiendose sutiles cortes en su piel.


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